domingo, 16 de junio de 2013

ARTISTAS CALQUEÑOS

ANTONIO OLAVE PALOMINO

En el bello paraje de Rayampata, lejos y oculto del mundanal ruido, enfrascado en sus cavilaciones artísticas bajo la mirada atenta del majestuoso pitusiray, refrescando su sangre con el aroma de eucaliptos y chachacomos en flor y rompiendo la virginidad de la tierra feraz para bien de sus congéneres, sudoroso y ensimismado en su arte, se halla Antonio Olave, presto y atento a satisfacer la vista del amigo o paisano que pisa su encantadora casita de campo, con rasgos típicos de la zona, aunque con algunas incrustaciones de la  cultura occidental.

Nació en Pisac el 2 de septiembre de 1928, hermoso pueblo enclavado en el valle sagrado de los incas, en plena cordillera de los ande. Sus padres Fortunato Olave Vásquez y Jacoba Palomino. A temprana edad despertó sus cualidades artísticas en su escuelita de Acchapata. Es pues, la escuelita la humilde tradición de hacerle revivir la tradición cerámica de sus ancestros.El yeso de las paredes de la escuela sirvió como primer pigmento y sus primero pinceles fueron hechos de algún pequeño vellón de lana o mejor de algún trozo de cabello de alguna de sus compañeras de clases.

Antonio es pues un genuino artista popular de ancestros, riguroso, exigente, apasionado y perfeccionista. Su arte le otorga el derecho de reprensentarse a su patria peruana en cualquier escenario del mundo.

Olave como muchos artistas populares vive en San Blas, la meca del arte cusqueño, el barrio de los artistas por excelencia. Allí como sucede con otros de su estirpe, desarrolla su trabajo, que no es exclusivamente individual, si no también compartido con toda su familia ( su esposa Avelina Rupa e hijos Francisco, Lidia, Waschington, Vito, Moisés y María Josefina).

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